Tomarse las cosas a pecho no es fragilidad: es sobreimplicación emocional. Este artículo explica por qué ocurre y cómo empezar a soltar esa carga.
Tomarse las cosas demasiado a pecho es una forma de vivir con el corazón desprotegido. Es sentir que todo lo que ocurre —un gesto, una palabra, una mirada o una crítica— tiene algo que ver con nosotros.