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¿Qué tipos de soledad existen?

Hablemos de soledad (así no nos sentimos solos).

La soledad es algo muchas veces subjetivo y personal conectado con situaciones o estados de momentos de nuestras vidas, también abarca procesos existenciales, emocionales, literales, etc… Trataré desde este espacio compartiros miradas propias y de otros, relacionadas con este universo llamado SOLEDAD.
Desde la -Salud Mental intentaremos darle un marco, y digo “intentaremos”, ya que definir estados o hechos en estos temas implica no sólo estudio y análisis, sino también empatía que nos ayude a ver y diferenciar «estados de seres…»

Diferentes tipos de soledad

1. Soledad Existencial

La falta de sentido, el vacío, el descubrir que no somos aquello que tenemos y que nos propone muchas veces la superficialidad y cotidianidad, nuestros bienes materiales: dinero, poder, tarjetas de crédito, imagen física, etc… Nos lleva a preguntarnos quienes somos, y el “YO SOY” muchas veces hace eco como en un gran salón vacío, devolviéndonos una vida pobre en contenido trascendente, esta soledad de quién uno es y qué busca en la vida, de cuál es el motivo o sentido de ella misma se suele llamar SOLEDAD EXISTENCIAL.

2. Soledad Emocional

Este tipo de soledad es aquella en la que nos vemos expuestos a escenarios no elegidos, es sentir esta carencia, esta falta en vínculos trascendentes desde lo afectivo; en una pareja, con tus padres, con tus hijos, hermanos… y no sólo sucede al estar lejos de ellos, sino a veces y esto es más duro aún (no necesita de ausencias físicas) si no que puedes estar cerca de estas personas y sentir la SOLEDAD EMOCIONAL. Este tipo de soledad como describí antes, tiene que ver con las distancias y los apegos, con nuestros deseos, expectativas y el contraste con los hechos y la respuesta a nuestros pedidos y necesidades.

3. Soledad Positiva

Esta soledad nos sitúa en aquellos momentos o lugares internos donde elegimos “El placer de estar solos” esto se traduce en el bienestar de estar en intimidad con nosotros mismos. Estos momentos gloriosos suceden cuando nos regalamos estar en nuestra propia compañía; caminar solos, leer, ver una película, cenar, etc… estar disponibles para «estar en nosotros y para nosotros». Conocernos, amarnos y darnos aquello buenos suma y nos enriquece… así como también explorar y reconocernos quienes somos suelen ser momentos de un valor incalculable, que construyen dentro nuestro cimientos sólidos en nuestro tipo de apegos, ya que este tipo de soledad ayuda a quitarle magnificencia a otras soledades más temidas.

4. Soledad Transitoria o de Tránsito

Aquí nos encontramos ante un tipo de soledad “REACTIVA” a situaciones o sucesos particulares, por ejemplo, a la ruptura de una relación de pareja, a la muerte de un ser querido, al cambiarnos de ciudad y dejar nuestra “red socio-afectiva”, en fin… está ligada a hechos concretos, pero cuidado con dejarnos y que se instale en nuestras vidas… es importante seguir relacionándonos, buscando intereses nuevos o retomando otros, de esta manera nos aseguramos que el “flujo relacional y afectivo” siga en movimiento, ayudándonos en los pequeños  o grandes duelos.

5. Soledad Crónica

Esta forma de soledad es compleja, puede derivar como reflejo de algún trauma o pérdida o simplemente aparecer dejándonos solos (no literalmente) si no también, sintiéndonos solos entre la gente, y con el tiempo solemos dejar de concurrir a reuniones, trabajo, etc… Ya que nos sentimos agobiados al tener que enfrentarnos a la interacción social; es como si no pudiéramos, y quedamos después de cada intento agotados (inclusive físicamente) del desgaste y tensión generados atrapados entre nuestras expectativas y necesidades no cumplidas. Cada vuelta en este «círculo vicioso» lo reforma y nos hace más difícil lograr cambios en estos escenarios, y es aquí o en cualquiera de los estadios anteriores (salvo el punto 3) donde debemos recurrir a la ayuda de un profesional idóneo. Lo peligroso, como siempre, resulta ser el aislamiento y después no poder salir de el para evitar una depresión reactiva a estos momentos o sentires. Hablar (una de las mejores medicinas) nos ayuda a bajar los niveles de angustia permitiéndonos pedir ayuda si es necesario. En consulta suele ocurrir que las personas llegan con la necesidad acumulada de descargar eso que llevan hace tiempo dentro de sí, en principio funciona y se siente alivio casi inmediato, resolver esto nos lleva más tiempo donde conocernos y comprender qué es lo que nos pasa es vital para encontrar soluciones reales con respuestas inteligentes para esto que nos sucede.