Conocerte a ti mismo te hace más libre.
Razones por las que hacer terapia
- Dependencia emocional
- Baja autoestima
- Miedos, fobias, complejos
- Conducta obsesiva
- Depresión
- Estrés y ansiedad


¿Por qué nos cuesta tanto mostrar nuestras vulnerabilidades?
Actualmente, con la cantidad de postureo que vemos de manera constante, tenemos que fingir mostrar nuestro mejor rostro, con una especie de «felicidad inevitable» y demostrar constantemente nuestro éxito, nuestro físico, momentos de disfrute personal y profesional… Nos metemos en dinámicas tan absurdas que al que le va mal se esfuerza por fingir que le va bien y al que le va bien, se esfuerza por mostrarlo a toda costa. Todos sabemos que la vida real queda muy alejada de todo este circo, pero entonces…
¿Por qué participamos? ¿Por qué nos comparamos con la aparente felicidad del otro? ¿Hay algo que no sepamos?
Para que entendamos mejor por qué ocurre esto, deja que te cuente la historia de Clara…
Clara nos contaba su historia personal. Desnudaba su corazón en un acto de valentía con la intención de no huir más de sí misma, y por tanto, de sus problemas, que la perseguían sin descanso desde hacía mucho. Ya estaba cansada de correr para llegar a ninguna parte, nos decía: Me recuerdo a mi misma con 8 o 9 años buscando la aprobación de mi familia casi todo el tiempo. Me convertí en una niña obediente para complacer primero a mi familia (padres) y luego al resto del mundo, dudaba de casi todo por no decir de todo y me costaba la vida tomar decisiones.
Tenía pánico a equivocarme por miedo a las consecuencias y lo que pensaran de mí los demás.
Y esto condicionaba toda mi vida.
Me sentía como un felpudo, la sumisión era mi seña de identidad, y yo que creía que era una actitud inteligente para conseguir que me quisieran o no dejaran de quererme.
Lo que conseguí como resultado en mi empeño inconsciente por no mostrarme realmente como yo era (pensaba que no era positivo ser yo) fue desarrollar una profunda dependencia emocional a la vez que fobia social y un trastorno bipolar de paso. Intentar sobrevivir entre crisis y crisis de ansiedad se convirtió en algo cotidiano.
Mi mente no podía parar de pensar de forma negativa.
No disfrutaba de nada. Veía problemas por todos lados en vez de soluciones en cualquier situación. Vivía bloqueada emocionalmente.
La solución me la dio mi amigo Roberto que había iniciado una terapia para lidiar con los fantasmas de su pasado. Pedir ayuda fue una decisión importante, sobre todo, porque es lo que más me ha costado toda mi vida, tomar decisiones y asumir las consecuencias de mis actos. Poco a poco voy viendo la luz, me siento un poco más segura cuando estoy con gente, el miedo dirige menos mi vida y siento que puedo respirar porque el estrés y la ansiedad también han ido disminuyendo.
Puede que te hayas sentido identificado con esta historia o puede que no. El caso es que tras encontrar el desencadenante de nuestros comportamientos, y con la ayuda adecuada, uno puede desarrollarse y disfrutar mucho más de la vida.
Además de la historia personal de cada uno se suma la insatisfacción, que por desgracia, es el infalible motor del capitalismo. Saber identificar estos dos puntos es crucial.
En este caso Clara dio con un buen profesional y esta parte es importantísima. Nos hemos dado cuenta de que hay muchos «profesionales» que hacen programas y los despachan como si fueran un fast food, se interpretan con los impulsos de consumo de nuestro tiempo y ¡voilá!, ya tenemos soluciones estandarizadas a problemas individuales (e individualistas).
Y eso nunca va a funcionar.
El miedo a sufrir nos hace sufrir
Tenemos miedo a sufrir y sin darnos cuenta vivimos protegiendo nuestros miedos. En esta huida inconsciente buscamos constantemente zonas de confort que nos hagan sentir a salvo, aunque, a veces, lo que creemos que nos protege no sea lo más adecuado para nosotros. Buscamos la comodidad de lo conocido, la seguridad, y sacrificamos constantemente nuestra felicidad real porque tememos lo que no controlamos. Preferimos la incomodidad del sufrimiento porque al fin y al cabo el sufrimiento ya lo conocemos. Principalmente hay dos tipos de miedo:
- El miedo a perder lo que tenemos (aunque no tengamos nada)
- El miedo a no conseguir lo que deseamos.
¿Crisis y problemas personales? ¿Qué los provoca?
Un viejo maestro decía «el que no hace lo que debe, debe lo que hace» y la verdad, no solemos hacer lo que realmente es justo y correcto si no nos beneficia, porque nos peleamos a brazo partido con nuestros intereses, deseos y necesidades más superficiales.
Vamos, que no queremos perder lo que tenemos principalmente, aunque no conseguir lo que deseamos también nos quita el sueño, pero menos. Es más fácil ayudar y dar consejos a los demás que aplicárselos uno mismo, eso lo sabemos todos o casi todos. Esta es la manera en la que damos de comer a nuestros miedos que crecen como la espuma y se extienden como un cáncer asfixiándonos en forma de pequeñas y grandes crisis personales. Nuestro particular mundo se ve sacudido por:
- La ansiedad y el estrés
- Los ataques de pánico
- La depresión
- La fobia social
- Los trastornos obsesivos compulsivos (TOC)
- Los desórdenes de la alimentación
- Las enfermedades físicas
El cuerpo es el traductor de nuestros estados de desequilibrio. El dolor y el sufrimiento llaman a la puerta de nuestra vida como consecuencia de la necesidad qué, en realidad tenemos, de solucionar aquello que nos hace sentir cómodamente incómodos, porque la comodidad erróneamente a lo que pensamos no es en sí misma signo de felicidad.
¿Qué es la terapia personal?
La palabra terapia viene del griego (therapeia= tratamiento). Es el tratamiento de las diferentes problemáticas, trastornos y/o desequilibrios que se producen psicológica, emocional y físicamente. La terapia trabaja para restablecer el equilibrio psico-emocional y psico-físico. «El terapeuta trabaja desde el dolor, si no hubiera dolor no habría nada que tratar ni superar». El terapeuta es el responsable de cuidar, atender y tratar de aliviar las diferentes dolencias que se somatizan en la persona y que conducen al sufrimiento.
¿En qué me puede ayudar ir al psicólogo o hacer terapia individual?
La terapia es un proceso terapéutico de apoyo psicológico en momentos de crisis y/o problemas personales que sentimos nos impiden avanzar en la vida, y por tanto, nos hacen sufrir. Pedir ayuda es un acto de valentía porque todos necesitamos en algún momento apoyo y guía para salir de las situaciones que nos hacen daño. La terapia es una oportunidad para parar, observar, analizar y reflexionar sobre aquello que nos preocupa e inquieta en nuestra vida. Poner orden, corregir e impulsar lo que está estancado en nosotros y nuestro entorno es un signo de madurez e inteligencia.